En medio de nuevas afirmaciones de Moscú sobre la existencia de un programa encubierto de armas biológicas en Ucrania, el director de Asuntos de Desarme de las Naciones Unidas (ONUDA) afirmó el viernes ante el Consejo de Seguridad que la ONU no tiene conocimiento de ningún programa de este tipo y no tiene ni el mandato ni la capacidad operativa técnica para investigarlo.
Thomas Markram repitió así el mensaje enviado a ese mismo órgano en dos ocasiones en marzo por la alta representante para Asuntos de Desarme, Izumi Nakamitsu.
Markram añadió; “Este sigue siendo el caso hoy”.
La Federación de Rusia, los Estados Unidos y Ucrania son todos Estados partes de la Convención de Armas Biológicas de 1972 que prohíbe el desarrollo, la producción, la adquisición, la transferencia, el almacenamiento y el uso de armas biológicas y tóxicas.
Canales para abordar la cuestión
Markram explicó que la convención contiene varias medidas que los Estados interesados pueden utilizar para abordar las inquietudes o sospechas sobre las actividades de sus pares.
Por ejemplo, dijo que, de conformidad con el Artículo V, los Estados parte pueden consultarse entre sí y cooperar para resolver cualquier problema a través de procedimientos internacionales, incluso de manera bilateral. Señaló también que uno de esos procedimientos es la convocatoria de una reunión consultiva. Además, indicó que existen otras posibilidades bajo el Artículo VI.
“Por lo tanto, alentaría a cualquier Estado parte que tenga inquietudes sobre el cumplimiento a utilizar los procedimientos disponibles en virtud de la convención”, dijo Markram.
El alto funcionario dejó claro también que la Oficina de Asuntos de Desarme está lista para apoyar cualquier procedimiento en virtud de la Convención que esos Estados decidan utilizar.
Presunta amenaza de bioseguridad para Europa del Este
El embajador ruso, Vassily Nebenzia, dijo que su país convocó la tercera reunión de hoy sobre este tema porque tiene pruebas de que el Departamento de Defensa de Estados Unidos está llevando a cabo peligrosos proyectos biológicos de carácter militar de manera secreta en la frontera occidental con su país.
“Es una amenaza real para la bioseguridad de nuestro país, de la región y, dada la naturaleza transfronteriza de estas bioamenazas, para el mundo entero”, aseguró. Sin embargo, indicó que como confirmó Markram, ni Ucrania ni Estados Unidos han incluido información sobre esta amenaza en los informes estipulados por la Convención.
En su declaración, destacó que prevenir una actividad tan peligrosa solo es posible a través de la “operación militar especial” de su país. También llamó la atención sobre el “Proyecto 3007” en el que especialistas ucranianos, bajo la supervisión de colegas estadounidenses, recolectan muestras de agua del Dnipro, Danubio y otras vías fluviales en busca de patógenos, como la fiebre tifoidea, que luego se envían a los Estados Unidos.
La pregunta lógica es “¿por qué?”, dijo. Una mirada a un mapa de las fuentes de agua de Ucrania es suficiente para comprender que los resultados podrían usarse para generar una catástrofe biológica en la Federación de Rusia, a través de los mares de Azov y Negro, y en Europa del Este, agregó.
Seguidamente, acusó a Ucrania de intentar esparcir peligrosos bioaerosoles por toda la Federación de Rusia, señalando que esta registró la entrada de 50 drones en enero equipados para realizar tal ataque. Y añadió que Estados Unidos financiaba tales actividades a través de subcontratistas.
Dijo que el pasado 2020 se registró otro bioincidente en el que se usó “dinero falso” como portador de la tuberculosis en Lugansk, poniendo en peligro a los niños que lo encontraron.
“Este dinero estaba infectado con una tuberculosis bioactiva”, afirmó, calificándolo de “una tendencia muy preocupante”. Según el representante ruso, otras pruebas en poder de su país implican a científicos estadounidenses en la realización de experimentos con pacientes psiquiátricos en el hospital número tres de Kharkov.
Afirmaciones “fantasiosas”, teorías conspirativas
Por su parte, el embajador adjunto de Estados Unidos, Richard M. Mills, lamentó que se le haya pedido al director de desarme de las Naciones Unidas que se uniera a la que consideró como “conversación verdaderamente ridícula”.
Después acusó a Rusia de volver a utilizar el Consejo como plataforma para difundir desinformación y teorías conspirativas mientras continúa su ataque brutal e inhumano contra Ucrania y el pueblo ucraniano.
“Rusia degrada repetidamente al Consejo a través de estas reuniones absurdas”, dijo.
Las interminables afirmaciones de programas de armas químicas y biológicas en Ucrania son categóricamente falsas y “ridículas”, añadió.
Para el representante de Washington, las afirmaciones “fantasiosas” sobre billetes de banco envenenados, tratamientos secretos para presos psiquiátricos y acuerdos de confidencialidad parecen argumentos “de una mala novela de espías”.
Historial de uso de armas químicas
Tales declaraciones siguen un patrón que sirve de advertencia, dijo Richard M. Mills, ya que las autoridades rusas acusan a otros de las mismas violaciones que han perpetrado o tienen la intención de llevar a cabo.
Luego, advirtió que no se debe dar credibilidad a estas afirmaciones “extravagantes” ni tampoco olvidarse que Rusia tiene un largo y bien documentado historial de uso de armas químicas, incluidos intentos de asesinato y envenenamiento de los enemigos de su presidente, Vladimir Putin, entre ellos, el líder de la oposición Alexey Navalny.